y yo qué sé. te das cuenta de lo cómodo que es quedarse en tus quejas, asentarse en tu aparente incoformismo y torcer el gesto.Pero es cierto, queremos estar bien. Ser felices ya es algo que queda mucho más lejos, por mucho que alargues el brazo, no encontrarás la manzana, ni tocarás el cielo.
Así que, aceptando que sólo puede ser un estado, ¿por qué no asumimos de una vez que es algo pasajero?Al fluir todo, las cosas chocan y algunas relucen más que otras en ciertas ocasiones. Es el choque lo que nos pule, esta silueta es la que esculpieron mis experiencias.
Me quejo porque por una vez que me siento bien conmigo misma, tengo la sensación de que lo que debe de cambiar ahora es todo lo demás. Quizá el vacío que se experimenta siempre nos haga querer permanecer en el continuo cambio. Y si aceptamos las causas, deberemos aceptar las consecuencias.
Todo es pasajero, aunque siempre nos quede la opción de poder retenerlo por más tiempo o simplemente, evocar de nuevo tiempos mejores.