Eso es, leerse a una misma

Echaba de menos escribir. Sentir que todavía tengo la capacidad de poder vomitar, o al menos, de intentarlo, todo aquello que cuesta digerir. Con tanto tinte melodramático es normal que casi todo lo escrito resulte denso.


Me convencí a mí misma que el hecho de haber abandonado o si queremos decir mejor "aparcado" este pequeño interés era porque había cambiado. Mi vida, mis posibilidades y mis pensamientos. Pero ya sabemos que toda ola está destinada a volver al mar, y echaba en falta un poco de esta dosis de soledad que sirve como intento de lectura de una misma. Eso es, leerse a una misma. No creo en el destino, pero me da miedo pensar en la muerte. Las cosas, en efecto, han cambiado de sitio, de parecer, de forma. Todo continua bajo las mismas máscaras de siempre, pero permanecen todavía ocultas esas ligeras sonrisas que me hacen sentirme incómoda.

No voy a plantearme ahora mismo cuál es el sentido de mi existencia y ni siquiera voy a intentar divagar sobre ello. Mi mente no quiere ponerse a discernir entre cuestiones morales vitales ni entre juicios sobre la humanidad, porque sinceramente, no me apetece. Ponerse en esa situación reflexiva en la que nos da por escupir palabras como pseudointelectuales es algo de lo que me he ido despojando con el tiempo. Tal vez, lo que mejor puedo tolerar sea que entre líneas se me escape algún pensamiento relacionado, alguna opinión afilada, pero de verdad, y esta vez sí que es de verdad, me he cansado de permanecer.


De permanecer en todos los sentidos. Despierta, por las noches frente al papel (hace tiempo ya) o al ordenador intentando desarrollar una vena artística que sólo acaba siendo serpientes que se muerden la cola. Envenenadas. Permanecer a la espera de que suceda algo de improvisto, que aparezca algo que me rompa, que tuerza mi vida y a lo que me tenga que aferrar desesperada como una excusa. Permanecer en el mismo sitio, como quien observa sin imaginarse, quien se resiste a vivir su vida, sino más bien en proyectarla en los demás, o simplemente, en ocuparse de aquello que no le interfiere.
Tampoco, como puede predecirse, esto es una declaración de intenciones optimista en la que me voy a poner a pregonar qué bonita es la vida y qué valores más bellos esconde. A tanto no he llegado, todavía.

Sólo me apetecía soltar un poco la mente. Relajarla y dejar que vuelva a visitar este rincón que ya tenía casi olvidado, pero que se mantiene vivo en alguna parte. Sigo creciendo y pasan los años. Porque el tiempo es algo que jamás podrá detenerse, jamás podremos bajar y descansar. Desperezarnos y salir del sueño, como quien tiene un capricho.

No sé qué me deparará el futuro, tampoco quiero saberlo. Tal vez vuelva a escribir, tal vez vuelva en años. 

De todos modos, estoy bien así. Muy bien.

1 comentario:

TaNia dijo...

Sería bueno tenerte más seguido de vuelta...
Es... cómo decirlo... ¿liberador?
mmmm no sé cómo decirlo, pero leerte me relaja bastante.