Ensayo sobre mi ceguera

Paloma se frota las manos.Y es que no es para menos, se prepara para disparar. Atentos, preparados, listos, ya.
Te propongo un juego muy sencillo. Para que veas que soy generosa, me salto la parte de "coge un lápiz y un papel y apunta..." porque sé que no lo vas a hacer. Piensa, pues (aquí no se trata de hacer trampa o no porque no te podrías mentir a ti mismo, por esa misma razón lo de anotarlo es totalmente prescindible) cuál es el filósofo que más te gusta.Si quieres cambiarlo, me sirve con un, ¿si fueras un filósofo, cuál crees que serías?¿Con cuál te sientes más identificado?Parecen preguntas distintas, pero desembocan en el mismo océano. ¿Lo tienes? Empecemos, pues.


Tomaré como punto de partida una reflexión bastante interesante, ¿quién dictamina quién es y quién no es filósofo?¿Quién te acredita para que puedas colocar en el apartado de intereses varios de tu currículum aquello de "reflexionar vagamente" (eso si eres algo más modesto y bohemio) o "filosofar" (si odias lo artificioso y prefieres lanzar la bomba)? A mí, personalmente, me ha pasado aquello de intentar buscar un nombre de alguien que yo suponía que era un filósofo "acreditado", buscarlo en la wiki y encontrarme con que es economista, sociólogo y músico en sus ratos tristes y libres, pero de filósofo ni el aroma.¿Entonces me he inventado yo que X era filósofo, un gran pensador?Juraría que no. Qué relativo es el mundo que nos rodea y con qué facilidad dejamos caer las palabras.
Bueno, después de dejar esta reflexión aquí impresa, vamos a comprobar cuál ha sido tu resultado. Vale, espera, no me lo digas aún. Hay un 90 % de probabilidades de que tu respuesta se encuentre enmarcada entre: Rousseau, Nietzsche, Platón y Sócrates. Si eres un poquito más original puedes haber dicho Descartes, pero algo me dice que no es lo has escrito en nuestro papel imaginario.Quitando el 10 por ciento que supone el margen de error de mi curioso "ajajá-te-pillé", he mencionado a los autores más famosos o que más se conoce como filósofos "acreditados". Personalmente, antes de empezar a destripar todo este disparate, diré que yo no soy una experta en la materia, ni mucho menos, y que por eso mismo me permito analizar mi propia respuesta y elaborar una conclusión, cruel conmigo misma, pero sigue siendo válida.Yo me pregunto, ¿qué demonios tendrá Nietzsche que a todos nos atrae?Supongo que la respuesta, en muchos casos, será un simplón "su filosofía", a lo que yo asiento, poco sorprendida.Pecarás de obvio, pero como todo el mundo hacemos, tranquilo. Voy mucho más allá de todo el análisis confeccionado por nuestro amigo bigotudo que no me dispongo a plasmar, (más que nada porque cojearé y se me verá la pluma, vaya) para destentrañar qué conlleva ese F. Nietzsche que a todos nos hace sentir un escalofrío. Será por su contexto, he pensado hoy, por su fama de romper con aquello que se consolidó en nuestra amada Europa (aquí es donde unos dirían "reveló cuál era la verdadera situación de nuestro continente", pero yo no pienso hacerlo)durante tanto tiempo, el dichoso hombre moderno, apolíneo, que se refugia en metáforas y conceptos abstractos para evadirse de la realidad.Ahora que lees esto, le ves el atractivo, como lo veo yo y como, muy probablemente, lo hará mi vecino también.Recuerdo como si fuera ayer a mi profesor de Filosofía de 2º de bachillerato haciendo la introducción de este autor, después de haber pasado un Rousseau que resultaba un tanto empalagoso y difícil de digerir. Sonrió y se frotó las manos (de ahí mi principio) refiriéndose a él como "un veneno, es una enfermedad" y de la controversia que ha generado en el claustro de los profesores de filosofía sobre si se ha de estudiar o no (mencionó cómo se hizo la votación para elegir qué filósofos son los más adecuados para estudiar durante el curso y para los que después tendrás que examinarte en el adorable selectivo). Sin embargo, él se había decidido a dar el autor aunque muchos colegios preferían Marx, o al menos, eso afirmaba, con una mano sobre su manual. Luego se perdía un poco en el vacío, recuperándose de la exaltación, y volvía a sumergirse en su tono taciturno y monótono, como si estuviera medio adormilado, mientras interrumpía, tan de vez en cuando para aclarar algunas dudas sobre el texto. O simplemente para mencionar cómo había muerto de sífilis ("era un putero"). Pasabas el libro con rapidez (como leía Sabrina, jamás se me olvidará ese detalle) y tu mirada se posaba sobre "superhombre", "nihilismo","ejército de metáforas","verdad","inmanencia","columbario", "bellum omnium contra omnes"... Y así, así te perdías entre palabras que por aquel entonces se te antojaban nuevas pero un tanto pomposas (ahora me dirás que la primera vez que leíste superhombre no te reíste, ya, claro). Yo al menos cuento con este factor que aumentó mi curiosidad de manera exagerada, ¿ a qué venía esta presentación?¿aquellas palabras de "sólo podéis amarlo u odiarlo"?¿Qué había descubierto este hombre, después de que un pirado hablase del mundo de las sombras, otro sobre las tautologías, las impresiones y las ideas, para acabar durmiendo entre la inmediatez, los sentimientos del corazón y el maldito vicario saboyano?¿Qué iba a ser esta vez?
Daré un salto porque creo que se me ha ido un poco de las manos, no quería hablar sobre lo que dice el bigotudo y ahora estoy aquí.Pero bueno, qué diantres, me sirve para reafirmarme. De este modo, cuando la contestación es Nietzsche, la otra persona sonríe, y mucho.Es como si fuera la llave que abre la puerta del mundo interior, y he encontrado, sí, lo he hecho, su equivalente (iba a decir homólogo, pero no me sirve, no maltratemos a las palabras, no hoy, al menos) en el mundo del cine. Adivina quién. Sí, eso es, Stanley Kubrick.


Abriré, no sin cerrar los ojos, la herida que a todos nos tiene conteniendo el aliento. ¿Por qué somos mejores si colocamos una película de Kubrick entre nuestros filmes favoritos?¿Por qué si decimos Nietzsche parece que estemos dándole la contraseña al cómplice y sea el paso definitivo para conquistarlo?Me incluyo. A todos nos gustaría colarnos en esa secta que la conforman las personas que ahora tendrían unos 20 picos, toca la generación del club de la lucha, Tarantino, Kubrick, Schopenhauer, Hesse,Extremoduro, Olvídate de mí, American Beauty y otros proverbios chinos.¿A que más de uno de los mencionados te gusta?Párate a pensar en la connotación que llevan cada uno de ellos y date cuenta de cómo si una persona se te acerca en una discoteca y te suelta algo así como "Dios, (en bajito: mi cubata) ha muerto" te excitas en cuestión de segundos. Tú y yo lo sabemos y la humanidad entera, siento decírtelo, también lo hace. Tu alma buscaría entrelazarse con la suya y fundirse en un mundo intemporal de libros roídos y críticas a esta sociedad de mierda.Y en ese preciso instante, salgo yo dando botes por detrás, sosteniendo un cartel que reza " ¿POR QUÉ?".
Aún después de decirte todo esto y de pedirte que no te estanques en los adornos y toda la pafernalia, la polémica y demás historias para no dormir que rodean a los títulos y personas ya mencionados, sé que no lo harás, porque es inevitable.Pero yo he dejado la puerta abierta, y tan de vez en cuando, oigo cómo por el resquicio se asoma un nuevo autor, una nueva crítica, una nueva reinterpretación. Adelante, le digo. Otras le espeto un "lárgate".Nadie es perfecto, y yo no iba a ser menos. Aunque supongo que todo lo que ya he dicho antes lo sabías, lo habías reflexionado en algún momento de tu alocada vida y ahora te encogerás de hombros, esperando a que me calle de una maldita vez, consideraba que era curioso parar a pensar, antes de tener siempre a Nietzsche en la punta de la lengua. Parece que esté ya metido en el cañón para salir al menor estímulo, y un día lo escupirás con tan poca naturalidad que causarás, cuanto menos, estupor. ¿Parecerás soberbio? Quién sabe. Es tan fácil pecar.Es tan fácil impresionar a algunas personas con humo, y tan cómodo hablar para acabar escupiendo chatarra.
Pobre Fry, hoy le he visto menos encanto que de costumbre. Aunque estáte tranquilo, que la próxima vez que me lo mencionen volveré a fundirme, como de costumbre.

Who says

Se me escapan las palabras, se me escapan, me decías, se me escapan pero no soy incapaz de domesticarlas y allá van, en el aire se moldean y te ladran todo lo que yo vine a decirte pero no pude, pero no pude, repetías.
Yo tenía sueño, demasiado, y sólo quería irme a casa. Pero tú, tú estabas descontrolado y rebuscabas por el suelo como si las oportunidades cayesen del cielo y permanecieran bajo nuestros pies para que los recogieras. Como setas, reías, entre lágrimas, debo de estar loco, confesaste.
Yo te sonreía, demasiado, y sólo quería irme a casa. Meterme en la cama y despertar mañana con los momentos convertidos en recuerdos, correctamente embalados y colocados en la estantería del 12-03-2010. No obstante, insistías y decías que querías formar parte de mí, no sé qué de mi destino y que el amor desenfrenado nos conduciría a ti y a mí a la felicidad.


Yo lloraba, demasiado, porque eras adorable. Y aunque me moría de ganas por irme a casa, me estabas enamorando con cada idiotez que ibas diciendo. Te pasa algo, me preguntabas, y rápidamente el viento se llevó la sonrisa para dejar atrás una mueca preocupada. Y te abracé, porque no quería oír nada de aquello anoche, sabía que bromeabas, que quizás mañana ni te acordarás de cómo ordenaste las palabras, ni de lo que me querías decir y no dijiste, o de lo que sí dijiste pero no querías decir.
Se me escapan las palabras, te confieso yo ahora, se me escapan.

Kurniawan

Nightmares heal later
There we go, sweetie.

Over


Aprendí, tal vez tarde, tal vez pronto, que la vida no está llena de personajes enmascarados y de ángeles inmaculados.Que dentro de las sombras, todos somos extraños y que entre tú y yo hay, a la vez, la nada y el todo.Y es que por mucho que te vea siempre existirá un barrera que me impida acercarme y abrazarte, o simplemente rozarte el brazo para animarte. No hablo de impedimentos físicos, como ya sabrás, me refiero a la burbuja mental que nos hace distintos, a pesar de que tenga las lentes ajustadas, sigo viéndote como un otro.
Se me olvida, no obstante, que es la misma luz del mismo Sol la que ilumina nuestras cabezas, y veo un muro, un sólido muro que se edifica entre tu cuerpo y el mío.Somos débiles para traspasarlo porque fuimos ingenuos al construirlo. Ahora que te veo distinto, tengo miedo a entrar en contacto contigo y que me absorbas, que me niegues mi realidad o me transformes.Porque poco a poco fui creciendo y me enseñaron qué es el bien y qué es el mal, o al menos, me dijeron que lo hicieron. Me cogieron la mano y me obligaron a palpar la esencia del "esto no se hace, esto no se dice" y como buena chica, lo asumí.


Son sólo quimeras, me digo ahora mientras estás ahí. Es el humo el que no me deja verte, ni sentirte, soy yo la que se empeña en decir que no te alcanzo y sé que tú, que mucho hablas del amor y de que estas cosas no te van pero que siempre acabas cayendo en el juego, me darás la razón cuando leas esto. Lo sé porque te sentirás inevitablemente identificado. Ahora que lo pienso, tal vez no.A lo mejor no me expresé bien y no tienes ni puñetera idea de lo que te estoy hablando.

V V V


Como en la última película de Woody Allen donde el protagonista manifestaba una aversión por los tópicos, yo también he torcido el gesto más de una vez cuando me decían algo que encajaba con los esteoreotipos, opiniones que en su momento osé calificar como superfluas, y estoy convencida de que esta actitud habrá irritado a más de una persona.


Porque un ejemplo claro pasó el otro día, cuando me hablaban de la Sombra del viento mis amigas y me decían que era un libro precioso y que les gustaba. Yo me metí los dedos en la boca y al segundo las miré, burlona, arrugando la nariz. Así que seguimos caminando hacia la mascletà, se pusieron las tres a conversar sobre el final, se escapó un "las segundas partes nunca fueron buenas" y otras pinceladas que no me interesaban en absoluto. Anduve y mientras recordaba la de veces que lo he hecho cuando me mencionan ese dichoso libro y me asqueé un poco al pensar que puedo llegar a ser bastante repelente. No se ofendieron, ni mucho menos, porque me conocen y saben que lo hago de broma, que lo pienso pero que de vez en cuando dejo escapar mi opinión entre sonrisas y lo suavizo. Pero pensé en los prejuicios y los estereotipos,en las primeras y segundas oportunidades que no concedo cada día, las borrosas impresiones que genero en cualquier momento sobre los demás, y todo ese cúmulo de percepciones que carecen de valor. De este modo, volví de nuevo al ámbito de los tópicos y apreté los dientes, mira que da rabia cuando alguien deja suelta una de esas malditas frases cargadas de adoctrinamiento rápido y eficiente. Sí, lo he dicho, son útiles y ayudan a recordar que lo que casi siempre sucede es muy probable que vuelva a ocurrir. Ya sabes, más vale prevenir que curar, quién avisa no es traidor y cuando el río suena agua lleva, cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar.Así hasta el infinito y mira que me irrita, al menos lo hacía, era momento "pataleta", ¿por qué tienen razón? El hecho es que nos cuesta aceptar a veces que, a pesar de que todo es muy ambiguo y volátil, también hay constantes que ayudan a reforzar la idea de la existencia de unos pilares que sustentan todo lo demás. Porque la hiedra necesita un soporte por el que deslizarse caprichosamente, aunque luego se tuerza hacia un lado o hacia el otro, como le venga en gana. Así que hay que aceptar que la probabilidad juega un papel muy importante a la hora de jugárselo todo o de plantarse, el as todavía permanece en la baraja. Descártate, utilízalo a tu favor, cree, inventa hipótesis, teoriza.Pero siempre habrá cartas ocultas, sean las que sean, bocabajo están despositadas y con una suave caricia, saldrán a la luz, como las coincidencias, o para ser menos empalagosos, como los hechos y los sucesos, los holas y los te quieros.Tuve que cambiar de postura, a la fuerza, porque el tiempo pone a cada uno en su lugar, así que refunfuñé un "es cierto, vaaale, lo reconozco, funcionan".
También es importante señalar que dentro de los refranes y dichos populares hay algunos que ayudan a guiar, otros que sirven para consolar y los que, en resumidas cuentas, parece que sirvan para escarmentarte (¿más todavía?). Son como acordeones de papel que se despliegan delante de tus narices, y que, con una voz un tanto familiar, sentencian.Así que les pillé el punto, y decidí utilizarlos, a veces incluso confieso que digo demasiados, pero son tan útiles, tan odiosamente oportunos que por qué no enseñarles a los demás los fósiles que quedaron de la sabiduría de viejos tiempos. Antaño, suspiraba.Recuperar la brevedad y la precisión, dejarse de frases largas e inconexas, barrocas y voluptuosas, que al volcarlas apenas caen resquicios de susurros sobre la palma de tu mano. Y lo más gracioso es que lo digo yo, que me encanta enredarme en tu pelo, recordar el exquisito aroma de la lluvia al caer sobre tus sueños.
Quizá lo mejor sea saber cuándo escatimar y cuándo florecer.

En la brevedad del yo


Dejé de rezar hace tanto, me decía, que ya no tengo a quién echarle la culpa.
Yo lo miraba expectante, ávida de conocimiento, necesitaba que me diera una sólida razón, un sentido al que aferrarme para que entre mis lamentos pueda vislumbrar de una vez por todas un recuerdo que convierta en sonrisas los malos momentos, en destello el amargo sabor que se instala en mi paladar cada vez que pienso en ti.
Era un verdadero placer conversar con él porque sabía en muchos de los casos de lo que hablaba y eso me tranquilizaba, ¿a quién no?. Llovía afuera y las gotas se deslizaban por el cristal, así que cuando giraba la cabeza para evadirme y poder resguardarme bajo sus palabras, para poder saborearlas entre el aroma del café con leche que tanto me agradaba, sólo me encontraba con una realidad distorsionada.

-¿ Y tu paseo con tu padre, qué tal?.

Asentí, volví a mirarlo.

-Muy reconfortante.Mucho, en un principio puede ser un verdadero coñazo porque te cuenta las batallitas que pides y las que parece que se escondan detrás de cada maldito adoquín de la calzada. Ya le conoces, le encanta deshilar la madeja hasta el final.

Lo miré para ver si prestaba anteción y allí estaba, llevándose la taza a los labios y sonriéndome. Era un verdadero placer estar a su lado.

- Lo que decía, vaya - se me escapó una sonrisa- se enreda y se desenreda, le encanta hacer guía turística por lo que fue el pueblo de su infancia. Ya sabes, " por esta rampa me caí", "aquí es donde jugaba yo con la pelota", "vivía la tía Avelina en esta casa pero se tuvo que mudar porque era la más vieja de todas".Pero aunque reconozco que desconecto con mucha frecuencia porque me pierdo entre las conexiones y en mi imaginación se dibuja como una - hice un gesto en el aire, pintando con la yema de mi dedo un rectángulo - como una puerta que conduce a un terreno mucho más, bueno, sí, interesante, por así decirlo, pues, lo que te decía, a pesar de eso me encanta saber que le ilusiona contarme estas cosas.

-Entiendo- repuso-, sólo con que le acompañes se siente feliz.

-Exacto- asentí, enérgica- es increíble cómo se le ilumina el rostro cuando le pregunto si va a ir a pasear al pueblo. Cuando salimos de casa siempre se mete conmigo y con mi "trote cochinero", se burla un poco y en seguida sonríe. Y no es como esta mueca que se me dibuja cuando algo me hace gracia, es pura ternura, es para deshacerse, abrazarlo y decirle 500 veces seguidas te quiero.

- Ya, ya. Sé a qué te refieres.

En este punto de la conversación, si hablara con otra persona, no le habría creído. No es tan fácil de entender, no es tan fácil de visualizar. Pero siendo quien era, no podía cuestionarlo, lo sabía perfectamente, él, dueño de las palabras.

-¿Y alguna vez le has dicho lo mucho que te gusta estar con él? ¿Aunque solo sean paseos esporádicos? Encontrar un ratito en el que poder tener conversaciones con tu padre, como en la película.

-Sí, sí - reí-, yo también pensé en la película, es total. Pero claro, claro que lo hago, cada día discutimos sobre algo, la semana pasada el tema fue el coche, cómo calé la maldita chatarra mil veces y la diferencia entre cambio de sentido y cambio de dirección.
Levantó las cejas, sabe que me encanta bromear.

- Pero- continué -, por ejemplo, hoy tocaba hablar sobre las palabras que utilizo como insulto, véase becerro, cazurro y otros fósiles.Y esa conversación que podía haber durado cinco segundos, se dilató hasta llegar a la hora y nos recreamos en anécdotas y otras tonterías, se atrevió incluso a hacer alguno de esos chistes que me sacan de quicio, o mencionó batallitas de su infancia relacionadas con el léxico. Era, no mágico, pero sí precioso. Como una conexión - y encerré entre mis dedos una bola invisible- que lograba unirnos a los dos con fuerza.Adoro estos paseos, con ellos puedo demostrarle lo mucho que le quiero.
Hablé tanto que tuve que humedecerme los labios y darle un buen trago al café. Me fijé en el paraguas amarillo de la chica pelirroja que se refugiaba bajo el toldo. Era monísima.

- No vamos a hablar de lo de siempre porque sé que estás cansada.

Oí cómo se había puesto serio, su tono era diferente y parecía que sus palabras estuvieran hechas de fuego, con sus destellos rojizos que se enroscaban en el aire y dejaban una nube de cenizas tras su paso. No quise mirarlo, maldito dragón, cómo me conoce.

-Pero ambos sabemos que tarde o temprano vendrás, llorando.Querrás que te escuche y sabes que lo haré encantado. No lo sabes, lo sientes, lo visualizas perfectamente, aunque hagas como que no me escuchas.

Apretaba los labios y la miraba, a ella, a la joven que llamaba desesperada por su teléfono móvil. Quise estar al otro lado, quise irme con ella de compras, deseé que me invitara al cine, que tuviéramos cualquier conversación superficial. Lo que fuera, pero no estar ahí dentro, viendo de soslayo cómo la verdad serpenteaba hacia mí. Oí un ligero suspiro pero supe que era una breve pausa.

-Necesito que te abras y no haré burdas metáforas porque sé que contigo no funcionan. No pienso ilustrarte el significado de nada porque entiendo que siempre nos hemos comprendido a la perfección y sería muy injusto por tu parte que me exigieras un sermón. No lo vas a hacer, así que necesito, y ahora te lo digo completamente en serio, que dejes de hacer como que no me escuchas y me mires.

La chica dio media vuelta, metió el móvil en su bolso y corrió para adentrarse en la ciudad desdibujada.

- Bueno, ya se ha ido.

Seguí sin girarme, porque era incapaz de decir nada.

- Me hago mayor, lo sabes. Pero todavía sigo aquí.

Mierda, se acercaba la conclusión, no quiero oírlo. A continuación habló, pero no lo oí, pude meterme de lleno entre la gente y escapar durante lo que pudo ser, quizá, un minuto, dos tal vez.Sin embargo, un dulce aroma me trajo de vuelta.Y por fin lo dijo, aquello que llevaba latiendo dentro de mí desde hacía tiempo, como Jumanji, lo sentía removerse entre mis arenas, contudente, un estruendo que resonaba dentro de mi propia caverna.
Me cogió dulcemente de la mano, me miró a los ojos, mientras yo temblaba visiblemente porque no podía contenerme, el dolor de sus palabras ya había penetrado en mis venas, con el suave contacto de su caricia ya notaba las lágrimas que empezaban a asomarse tímidamente.

- Pasa página.

Como el día y la noche


Hoy me he despertado envuelta en telerañas de los sueños de anoche. Y es que he ido al baño, me he mirado en el espejo y he intentado hacer un recopilatorio de anoche. Me acordaba de casi todo, pero había lagunas, cosas sin sentido, momentos que se dilataban hasta rozar lo absurdo.No te puedes ni imaginar la rabia que me da tener sueños tan comunes, no aquellos de "un lagarto gigante nos ha casado a Ben y a mí", sino una conversación o una visita inesperada.Me lavo la cara,me quito los restos del maquillaje y sonrío. Resaca bajo cero, no bebí ni de lejos para ir dando eses. Suena en la radio "Oh, oh" y me río, bailoteo como un ganso, "Oh, oh" y es uno de esos momentos en los que te apetece ponerte una toalla en la cabeza, coger un peine y restregarte por el marco de la puerta, en resumidas cuentas,entregarte a tu público devoto que espera tras el cristal. Después de pasarme media hora riendo como si fuera "to ciega, tía, estás lokixima", me he decidido a meterme en la ducha. Y mientras, como casi siempre, pensaba.
Porque anoche cuando llegué a mi deseada cama y me zambullí en mi nórdico, fabriqué rápidamente una ilusión en la que adentrarme para poder entregarme al ejercicio del sueño sin emparanoiarme. Es básicamente lo que hago todas las noches, al meterme en la cama, dibujo una escena curiosa, imagino qué pasaría si tuviera coche, qué haré cuando conduzca, qué habría pasado si te hubiera dicho que no, qué haré estas fallas. Desde las cosas más triviales a las más trascendentales como puede ser "si mañana me quedo a comer en la uni, de qué me pediré el bocadillo". Y ayer me di cuenta de lo mucho que me gusta ese momento creativo que tengo todas las noches, donde voy encajando las piezas de un puzzle imaginario, me invento intervenciones imposibles, situaciones ilógicas. Hoy, en la ducha concluí que es una buena manera para subir la autoestima, es algo así como la creación no de una realidad paralela en la que sumergirte cuando caminas, sino objetivos, despliegas un poco la imaginación y curioseas, indagas en las oportunidades que rechazaste y en las que aceptaste, cambias la historia y, de repente, ya es por la mañana.Esa misma noche se repite el proceso, y la siguiente, y la de más allá.
Pero también concluí que lo que puede ser una actividad que puede estimularme, darme fuerzas y generar algo de optimismo barato, también puede confundirme. Y es que a veces no sé qué soñé y qué no, y otras prefiero instalarme en esas ilusiones efímeras y no despertar de nuevo para volver a integrarme en lo que es real.
Como todo en esta vida , me repetí, tiene su parte buena y su parte mala.Aún así, casi que prefiero seguir con mis ensoñaciones, mis tonterías que se difuminan en cuanto mi padre aparece para traer malas noticias: Cariño, levántate.

But you never came

Confiar y hacerlo con fuerza. Saber adaptarse a la decisión y ser capaz de decir "hasta aquí". Tomar las riendas de tu vida y ser consciente de que te has equivocado. Algo te impulsa a seguir esperando, a permanecer en el banco mirando con nostalgia los fantasmas del pasado. Te carcomen y eres humano, querrías que esa pasión que sientes se pudiera canalizar de otra manera pero no es así, y me lamento. Porque echo de menos, echo profundamente de menos tantas cosas que me encantaría levantar la vista al cielo, poder cerrar los ojos y suturar las cicatrices. Ser autónoma y dirigirme con seguridad, aplicarme la teoría que ya está escrita en mi cabeza, pero algo, algo me encadena y siento que, de nuevo, soy tantas cosas a medio hacer que me es imposible dar un paso más sin mirar hacia atrás. He querido tantas cosas, me he dejado la piel en tantas otras que quisiera recuperarme o quedarme enteramente instalada en ellas, pero no soy capaz de asumir que por el camino todos perdemos pétalos y crecerán de nuevo.Y es como si estuviera esperando una vieja primavera que consiga iluminarme con más intensidad, y son tantos momentos, tantas historias enrevesadas, que se me escapa una lágrima. Me emociono, soy mayor, me emociono porque estoy encantada de vivir todo cuanto viví y a la vez, me arrepiento de no haberme dejado llevar por mi instinto, haber tenido en ocasiones demasiada razón. ¿Por qué no confié más en el amor?
Tarde, como siempre. Leo esto y me digo "mira que eres cazurra". Me puse melancólica hoy, rodeada de tanta gente, sé que no es tarde todavía. Pero siento como si lo fuera, porque siempre lo ha sido.
Supongo que esto forma parte del equilibrio de la vida. Es tan fácil decirlo.
Estancada, de nuevo, en sueños prolongados.Despiértame.


Chacharachá

Leí en una especie de test, hace bien poco, una pregunta que me hizo mucha gracia. Y es que es inevitable que cuando estás descubriendo las respuestas de tu amigo, conocido, o quién demonios sea el que ha perdido su valioso tiempo dando explicaciones ( o a la mayoría de las veces sólo intenta tomarte el pelo) no te preguntes a ti misma qué habrías contestado. Pues bien, una vez confesado este hecho, me centraré en la susodicha. No recuerdo con mucha precisión ( para variar), pero la esencia de la cuestión era básicamente si te considerabas más bien gracioso y superficial o serio y profundo. Por si a alguien le interesa, el sujeto contestó que cree en un equilibrio, pero que si tuviera que decantarse por uno de los dos el perfil que más encajaría con él sería el de superficial y gracioso. Ejem, ahora me toca a mí.
Paloma va a partir desde sus inicios, quiero decir, desde que tiene consciencia de haber adquirido una personalidad. Vamos, cogeré los primeros retales de lo que empezó a ser la estructura en la que se enroscaría mi hiedra. Al principio, y en un alarde por demostrarle al mundo que yo soy yo y el valor de la individualidad, confié en ser una persona reflexiva, distante y "sensata".Puntualicemos. Esta decisión conduce, fatídicamente aunque se ve venir a leguas, a abrir la puerta con el coche en marcha y tirar de una patada a la modestia. Sí, pero luego también conlleva pisotearla con las ruedas del coche varias veces antes de seguir tu camino. Bien, no hace falta que lo mencione pero lo haré. También implica ser egoísta, soberbia, imprudente,intransigente y otros adjetivos que podrían definir con mucha exactitud lo rematadamente subnormal que fui. Oiga, que hablo de mi caso, ni se lo tome a broma, ni se dé por aludido, venga hombre, hasta ahí podíamos llegar.



En la foto, mi pobre y queridísimo colega Santi atormentado por alguno de mis comentarios ingeniosos. Es una foto fantástica, no puedo estar jartándome más a gusto y él no puede estar pensando con más fuerza que soy lo peor.

Como decía, el principio de la historia cuya conclusión será la respuesta de la maldita pregunta, será el inicio, el génesis (Ummm, lo que daría por poder introducir en mi vida una Carta a los Corintios) del hazmerreír que está escribiendo esto, está edificado sobre arenas movedizas, sentimientos de prepotencia y aires de superioridad infundada. Pues bien, mamá, crecí y crecí, y desplegué mis pétalos para poder disfrutar mejor del calor del sol.
Con el paso del tiempo, cogí un poco de sentido del humor, hallé en la risa un consuelo y una vía para estrechar lazos, así que comencé a esgrimir mis peores chistes para poder relacionarme con el resto de la humanidad. Así fue como aterrizamos a la actualidad, donde más bien soy humo(r) que otra cosa. De este modo, me desprendí de muchas máscaras, muchos gestos de rebeldía y me escudé en lo que absorbí de libros que me fascinaron, de películas que me hipnotizaron y de pensamientos ajenos y personales que me envolvieron. Aquí es cuando las dos manos se cruzan para poner el nudo final al lazo y, voilà, Paloma está lista.
Creo (y eso ya es mucho decir) que conservo parte de las reflexiones que he desarrollado durante este periodo de identificación, en la transformación en una persona y no una fémina hormonada.Lo más curioso es que sigo encontrando muy placentero los dos lados de la acera, así que, aunque haya peligro porque un coche me pueda arrollar, me gusta pasear por la calzada y a ver qué pasa. Cuando la situación lo requiere, cojo aire y me las doy de interesante. Sí, así, entrecerrando los ojos, quizá levantando la cabeza y haciendo como que ordeno mis pensamientos, reestructuro todos mis caóticos archivos y configuro, de una manera muy eficaz, un discurso mínimamente decente. Otras, me delato. Digo dos chistes tontos y me revuelco por el suelo, como si tuviera tres años, muerta de risa, muerta de verdad, con este estridente y horrible sonido que emito cuando el chiste es tan sumamente malo que me hace entrar en pleno éxtasis.Y es así como se puede compartir conmigo una tarde de paseo tranquilo, con un café de leche bien calentito e intercambio ideas, opiniones y alguna que otra frase lapidaria de las que me gusta decir. Sí, cuando piensas, "mèrde, debería haberme mordido la lengua, suena demasiado peliculero" y bajas la cabeza, y te hundes entre el azúcar, remueves enérgicamente el café para crear una espiral a la desesperada que te conduzca a un estado hipnótico y al menos así, consiga evadirte. A veces puedo resultar de lo más empalagosa y repugnante, repelente y gilipollas.
En cambio, cuando me pillas de buen humor, coqueta o, por qué no, tontorrona, dejo escapar alguna sonrisita burlona, me pongo un poco borde, desplego un poco (pero sólo un poco, no vaya a ser que me emocione demasiado y todo el trabajo se vaya al traste) mi ingenio y trato de hacer reír a mi interlocutor.
Es así como creo que sí he encontrado un equilibrio entre las dos caras. Aunque mucho me temo que es verdad que no siempre me toman en serio cuando quiero que lo hagan, pero a veces lo hacen cuando tan sólo intento juguetear.
Con todo esto creo que doy por contestada la cuestión.
Menos mal que tenía baja la autoestima, ¡menos mal!

La complejidad del borrego

Crucé las piernas y respiré hondo. Quise coger una servilleta y escribir todo esto, deslizar el bolígrafo y trasladar mis batallitas, traducirlas y encajarlas para luego poder arrugar el papel y tirarlo a una papelera. Todo esto con un cámara detrás que filme mientras pone una cancioncilla de Álex Ubago y que además, luego configure el vídeo y lo pase a blanco y negro.
Veo la gente pasar y añoro tomarme un café con leche con mis dulces perretas de la uni. Y es que parece que hoy tengo que hacer tiempo hasta que empiece la primera clase así que, después de negarme a coger un periódico, he decidido quedarme mirando a través de la ventana. Sí, a lo videoclip, qué demonios.


Me quito el abrigo aparatosamente (no podría ser de otra manera), lo dejo sobre el respaldo de la silla y la acerco a la mesa, provocando un sonoro estruendo. De todos modos, con el movimiento y el ajetreo de la cafetería nadie se ha percatado así que, pienso, no pasa nada, sigue con lo tuyo. Sigue con tu vida, escribo en la servilleta. Al instante, dibujo un cigarro sobre mis dedos y en mi imaginación me lo acerco a los labios. Desde fuera, permanezco girada perdida entre los pasos apresurados de la gente. Desde dentro, estoy fumando, que no tabaco, que no el tiempo, que no el pasado, que no el futuro. Simplemente, estoy fumando.
Las chicas caminan aceleradas, y sus largos cabellos van ondeando al viento, acompasados, como los bigotes de un dragón chino que se enroscan con el sonido de los tambores. Allá van, en un sentido y en otro, sus bolsos rebotan sobre sus finas piernas, entornan los ojos por el viento, se acicalan con un gesto rápido, a veces torpe, otras muy profesional. Acunan, la gran mayoría de ellas, una carpeta (es curioso, casi siempre es verde) con apuntes, un par de libros gruesos y quizá alguna funda descuidada.
Los chicos, en cambio, caminan más ensimismados, muchos de ellos con grandes cascos que parecen absorberles el cerebro. Y me pregunto, desde el interior de la cafetería, si no les pesarán porque a pesar de lo alcochaditos que puedan estar, parecen dos androides que taladran directamente tus oídos.Pero esto ya es un apunte personal. Por lo general, hablan, gesticulan, sonríen y se tropiezan.
Serán mis hormonas, quién sabe. Pero me inclino porque los chicos, a pesar de que está más que demostrado que andan más en mundos paralelos que en Blasco Ibáñez, están más dispuestos a tener una charla agradable por las mañanas. Así, espontánea, reaccionar ante una coincidencia en la calle, un encontronazo inesperado. Sonrío.
Giro de nuevo la cabeza y seguimos siendo cuatro gatos, aunque sólo se me oye maullar a mí.Piuf, dejo caer un suspirito y coloco el codo sobre la mesa, descanso mi cabeza en la palma de la mano y continúo divagando. Pasan y pasan, autobuses llegan, bicicletas, gente con gorro, gente que sonríe, gente que baja disgustada de algún coche. Suspirito de nuevo.
Entorno los ojos y cae la noche.Vuelvo a abrirlos y vienen dos enormes ilusiones que tiñen de rojo el escenario, el cielo se torna púrpura, y la gente continúa viviendo, avanzando, con sus prisas, con su música, con sus pensamientos desordenados, con sus teorías disparatadas, con sus estructuras mentales férreas, con sus creencias, con sus parejas, con sus recuerdos. Entorno de nuevo. Azul vino y posó su manto sobre los árboles.
Dios, qué llevaba ese maldito café.
Voy a acabar por darle la razón a mis camaradas, estoy degenerando.

Contra tiempo

Sembla que mai morirà.

Hoy volví a encontrarme con el hombre que jamás morirá. En el autobús, fue esta vez. No pude saludarlo, pero lo vi al girarme. A pesar de que me daba la espalda, sabía que era él porque ya nos conocemos y nos hemos saludado varias veces. El hecho de que sea un miembro de familia lejana, lejana y distante hace que me pregunte, ¿heredaré yo esa permanencia en la Tierra?¿Viviré hasta el fin de los días como lo hará él? Ya se verá.
Es curioso, pues su piel delimita con exactitud el contorno de su cráneo y, creo que por este mismo motivo, siempre se colca una gorra azul que le da un aspecto más... juvenil.No encuentro el adjetivo para describir que al pobre hombre un simple complemento le da algo de vida. Porque lo que es su mirada, y su mandíbula no desencajada, pero que se desliza con mucha frecuencia al hablar, denotan que el paso de los años han hecho mella en él. Si me preguntaras la edad, no sabría decirte, así que no lo hagas. A pesar de todo ello, siempre es correcto y me saluda, casi siempre con un gesto de aprobación bastante amable y de vez en cuando, si la ocasión lo requiere, deja caer alguna palabra cordial como un "hola" resquebrajado. Porque todo cuanto sale de su boca, son como cristales ya rotos que vuelven a quebrarse de nuevo cuando intentan volar y planear suavemente por el cielo hasta posarse en los árboles.No obstante, todos sus pájaros están muertos y cuando intentan salir y reproducir una dulce melodía, se lleva la mano a la garganta y trata de no torcer el gesto,porque siente cómo los animalitos se entristecen en su interior.


A mí me da mucha pena, no porque no pueda hablar, no por su mirada triste y vacía, sino porque es un esqueleto que parece estar condenado a divagar por este mundo, como si todavía tuviera una cuenta pendiente con el Ser Superior, que lo vigila desde lo alto. Y cada día, parece que una tecla se vaya rompiendo y el compás se ralentiza, parpadea y respira profundamente, para poder recoger todo el aire posible. Pues busca la esencia de las cosas, dudo que se preocupe por el tiempo puesto que ya debe de tener más que asumido que no le corresponde seguir aquí, pisando tierra, siendo tan cordial y agradable todos los días. Sabe que éste es su nuevo destino y lo afronta, se acomoda en él.
Cada vez que lo veo, es como si algo se debilitara en mi interior, como si pudiera leer en su mirada la infinita tristeza que ha enterrado para poder seguir con vida. Es un niño si su pelota.