Even though

Even when i try to change my mind.
El tiempo no está congelado.Las miradas no se detuvieron en el espacio, dibujando siluetas, pequeñas sonrisas en tus labios o incluso generando un breve pero intenso recuerdo de días ya olvidados.No es así.
Hablo de una inquietud, de un pensamiento que persiste.Allá donde hablé de utopías pasajeras, hoy digo diego y me aventuro a cobijar a estas palabras inconexas que tratan de buscar un sitio donde asentarse.Busco con cuidado el hilo que pueda unirlas y dejarlas selladas en el tejido de mi mente, pero no lo encuentro. No será por colores, diría mi madre.
El bonsái que descansa junto a la pirámide permanece mudo y los días están ahí, tendidos entre sus hojas, revolviéndose entre la tierra negra o enroscándose en el tronco obtuso.Yo sí sé qué pensar. Digo de todo y no acabas entendiendo nada.
Y como instantáneas, me miras y tratas de hallar en mis pupilas la comprensión que tú mismo deberías fabricar. Qué fácil es todo, es tan sencillo ser cortés.
Pues escucháme y deja de mirarme y de asentir.
Aunque hace ya tiempo que perdimos el valor de la palabra.

9, sin ninguna duda.



















14/07/09 con mihi tibi sibi


Tanto hablar del alma, de la esencia y de toda aquella materia etérea que parecía haber tomado un papel trascendental en la vida de todos los que se sentaban alrededor de aquella mesa menos en la suya, le provocó náuseas, quiso salir corriendo de allí para aferrarse al balcón y respirar aire puro, exento de conceptos, imaginación y soberbia.
Quiso hacerlo y por temor a lo que pensaran sus invitados, permaneció con la mirada desviada hacia la ventana, tratando de evadirse buscando entre las hojas una pequeña oruga, o un pájaro que cantara alegremente a la mañana. Pero la primavera no pareció estar de su lado y , aunque hacía un terrible esfuerzo por concentrarse y divagar entre el verde de afuera, se vio incapaz y dedujo que sólo había una manera de continuar.
Esperando.

- ¿Y dónde estás tú, amigo?
El mayor de todos le sonreía mientras jugueteaba con un vaso de whisky, como un gato con su ovillo.
Suspiró, purificando su tono de voz para no delatarse.
- Estoy desnudo en mi cama, señores, observando detalladamente, como quien contempla una rosa e incluso se atreve a rozar sus espinas, mi alma, que yace a mi lado. Blanquecina, casi transparente, apenas perceptible, respira suavemente con los ojos cerrados, aliviándose con el ejercicio del sueño. Afuera, diversas esencias de colores varios motean el paisaje verde, y su canto alegra al sol, quien resurgía tras un manto de conceptos opacos que olvidaban despertar.

Dicho esto se levantó, y tras abrir la puerta comenzó a reírse a carcajadas mientras, sin darse cuenta, respiraba ese aire puro que tanto había extrañado.

Alter ego

Y yo, que ahora echo infinitamente de menos tu sonrisa, me escondo entre los rosales. No puedo sino pensar en lo que te prometí, en aquello que jamás cumpliré porque no tengo valor para aceptar mi destino.Los días pasan y las nubes se mezclan, pero todavía veo oscuridad aquí. No tengo con quién perderme y busco entre mis recuerdos la manera de evocarte pero sólo encuentro escarcha.
No fue miedo al compromiso, ni siquiera la huida hacia un mundo nuevo. Nunca intenté escapar de mi destino, de hecho, nunca creí en él. Ya no sé ni de lo que hablo, no sé si pienso o si dejé de hacerlo. El vivir se me hace eterno y me cobijo en la nostalgia, me resguardo en el silencio, y sin embargo soy consciente de que con ello nunca lograré avanzar.Me hundo y no tengo a qué aferrarme. Gritaría, si hubiera esperanza, gritaría. Pero dejé las tonterías encerradas en el baúl y ahora sólo me queda aire.
¿Qué es el aire? Ni siquiera tengo valor para escribirte una carta, ni para dedicarte estas palabras.Parece que el tiempo no transcurre aquí, parpadeo y sigo sin verte.
Nunca seré lo suficientemente consciente de la dependencia absoluta que tuve hacia ti. De hecho, no quiero saberlo. No quiero pararme a pensar si he desperdiciado mi única oportunidad de vivir buscándote, si he malgastado este sueño prolongado. Si dentro de unos años cerraré los ojos y me encontraré de nuevo con la nada, anulando mi memoria. No quiero enfrontarme a la muerte, no quiero ni pensarlo.
Qué me quedan sino restos de cosas a medio hacer.No entiendo de qué me pueden servir las palabras si con ellas no consigo expresarte lo que siento.Tiemblo, porque no puedo comprender, estoy perdida y siento que el tiempo viene hacia aquí. Asiendo un maletín desgastado, donde guarda instántaneas de lo que un día fui. He decidido que no quiero saberlo, no quiero pensar, no quiero estancarme en esta impotencia con la que no consigo sino asfixiarme.¿Por qué no soy más valiente?¿Por qué no puedo valerme por mí misma? Y miro a los niños sonreír, y pienso que me he equivocado, que debería dar marcha atrás para reencontrarme de nuevo con mi pasado.
¿Está escrito lo que he vivido?
Tengo miedo y siento que mamá no está aquí para aliviarme con un "es pasajero, olvídate de esas tonterías y duérmete ya".Es tarde, cerraré los ojos y me dejaré llevar por el sueño.Pero eso no quita que mañana vuelva a despertarme así, sumergida de lleno en un estado contradictorio, no sé si amar el momento o rechazarlo, ¿cómo puedo evitar las preocupaciones?¿Cómo evadirse de los contratiempos? La gente muere y sólo lloro cuando puedo verlo. Doy asco.
Cobarde, esto no es un mecanismo de defensa, no es una estrategia como método para la supervivencia, esto no es un "odio a la especie humana". Ni siquiera podría catalogarlo como una autocrítica. Empecé a hablar de amor y se me cayeron otros pensamientos.
Ignoro tantas cosas, me gustaría ignorar tantas otras.No tengo ganas de recriminarle nada la sociedad, al menos no esta noche.
Se me hace tarde y los pensamientos se van deteriorando.
Y yo que había empezado hablando de amor, acabé vomitando guerra.

Reminiscencias (!)


Se acobardaron las mañanas.
Ya no quedan rayos de sol, ni para ti, ni para mí, ni siquiera para nosotros.Vuelven de nuevo las nubes y traen consigo días melancólicos y amargos.
Las noches descansan, entre sollozos, escondidas bajo las pálidas hojas del otoño.Ya sé que no llegó el invierno, al menos no por el momento, pero el viento susurra y te llama de nuevo. A ti.
Quién sabe si volverás. Yo sí espero el reencuentro, pasando páginas de un libro en blanco, bajo la luz de la luna, áspera.
Mírame, estoy a punto de llorar.
Memorias tristes se meten entre mis sábanas, y al despertar, sólo puedo recordar tu aroma.Los días se hicieron eternos, los perfumes se conviertieron en escombros.
No quiero nada más, escribo, mientras la tinta va dibujando mis palabras. No quiero nada más, y una lágrima empaña el resplandor de la luna.
No tengo sueño, pero pronto vendrá a visitarme tu recuerdo.

Qué más da que las nubes se codeen con luces de neón.

Hoy, y quiero dejar bien claro que sólo hoy,estoy dispuesta a soportar el martes 13. Y todo lo que el fatídico día conlleva, que no pasa nada, Paloma, que no pasa nada.
¿Y qué si no todo es como lo habías planeado?¿Y qué si te hicieron daño?Te lo harán,igual que también te harán sentir bien.
Me alejo de la imagen del equilibrio, bien y mal, blanco y negro. Básico pero anticuado. Totalmente prescindible. Aunque todavía pueda pensar sobre el teclado, paralizarme ante la cantidad de letras que se dibujan ante mí,¿en cuáles debo dejarme caer?Creo que hoy es un día señalado, porque ha brotado una nueva sensación, se ha gestado en mí una emoción completamente nueva, que parece componerse de alegrías pasajeras, como un combinado de momentos nostálgicos pero agradables.

Ha conseguido que recupere la intensidad, la intensidad de vivir y eso, es lo más importante.Miro de nuevo el teclado y asiento, porque no tengo una taza de café a mi lado, ni siquiera son altas horas de la madrugada y esto es producto del insomnio. Nada de eso, hoy escribo aquí con el corazón, corazón de nueve y media.Porque, inesperadamente, me siento esperanzada, con ganas de saber, de curiosear, de criticar, de hablar, de discutir, de pensar, de reaccionar, como un niño que tiene ante sí una enorme pelota.
Quiero ser dinámica, moverme, elevarla y sonreír al abrazarla de nuevo, volver a lanzar, allá, hasta arriba, hacia el cielo.Qué más da que las nubes se codeen con luces de neón.

Optimismo, al igual que otros días me encuentro sola, cabizbaja, esperando.
Aunque, claro, todavía queda Penélope. (Deja ya de tejer sueños en tu mente...)


Regreso

Ya se ha terminado. El verano, digo.
Vale, hasta aquí todo correcto.¿Y ahora qué?
- - - - - - - - -

La verdad es que no sabía si culparle a él o al de más allá. En un principio, estaba casi segura de que era un tontería sacar el dedo inquisidor y ponerme a sonsacar los trapos sucios (porque, ya se sabe, el pequeño resorte del rencor se acciona en cuanto menos te lo esperas y hay que estar preparada mentalmente para desactivarlo o para dejarlo vivir) pero estaba harta. O al menos, me sentía harta, fastidiada. A veces te despiertas y lo primero que ves con los ojos entornados es el techo blanco manchado.¿De qué? De mierda. Porque aunque no esté ahí, sabes que tu mente está proyectándola, como una diapositiva, una enorme mancha negra que se mueve, sinuosa, desenrrollando sus tentáculos para expandirse. La notas latir y te levantas. Mamá dice algo y le gruñes. Luego te lo repite, una y otra vez, y aunque no le prestes atención, oyes los mismos sonidos, no los descifras, no quieres interpretar nada de nadie, sólo una y otra vez esos sonidos asquerosos que parecen adherirse a tu cabeza y permanecer ahí, resonando, impactando contra tu cráneo, una y otra vez.



Dios santo, qué martirio.
Mamá se muestra contrariada porque no entiende qué haces.¿Cómo que qué hago?¿CÓMO QUE QUÉ HAGO? Adaptarme, mamá, un día más adaptarme.
Y es que a veces parece imposible seguirle el ritmo al resto del mundo.

_ __*


She's still
wondering
why destiny
brought her
here.

'))



Sería una gran líder, pues no, no lo creo.Soy de naturaleza responsable y tengo iniciativa, soy capaz de pringar por los demás no por exceso de solidaridad sino por simple empatía. No es que haga tampoco grandes hazañas en nombre de nadie, pero sí es cierto que concedo favores que a veces dudo que me hiciesen. Aunque sea una tontería lo que pida. También tengo que decir que no soy de las que piden, casi nunca. Pero bueno, eso ya sí es cosa de mi madre que me hizo tan independiente para ciertas cosas como tan estúpìdamente dependiente para tantas otras. Pero estaba yo pensando el otro día que uno de los requisitos para poder llegar a ser el cabecilla es saber asimilar los sacrificios. Supongo, y poniéndome en situación, quizá en el extremo, que podría ser capaz de tomar decisiones trascendentales en momentos épicos, pero sinceramente dudo que pudiera ser la líder de "la resistencia" y cosas por el estilo. Mira que tengo curiosidad por la política, aunque no sienta realmente esa pasión por luchar, por "hacer oír mi voz", también porque no tengo edad y tampoco suficiente criterio para determinar que odio el sistema o los impuestos de tal cosa. Creo que con los años adquiriré la fuerza necesaria para hacer ese tipo de cosas, pero quién sabe qué prioridades tendré y si realmente me valdrá la pena ponerme en mi postura reivindicativa. Quién sabe cómo seré en el futuro.

Lo dicho, y como conclusión, hallé en mí cierta aptitud a líder, sí, pero creo que todavía tendría que sufrir mucho más para conseguir las agallas. Y lo de los sacrificios, eso siempre será una materia pendiente. (Aunque siempre es decir mucho)

Seven days in sunny june

Y dios sabe ahora y sabía en aquel momento que nunca debió decir aquéllo.
Pero quizá fue su encanto
o su sonrisa
o simplemente el pensar en ella, en ella sola, que como una muñeca, danzaba entre nubes y se deslizaba con sus tacones sobre sus propios pensamientos, envenenándolos, consumiéndole.
Pensar en ella, en ella sola, que como un cisne permanecía en el lago decidida, y que al sentirle, a él, que la observaba furtivo entre las cañas, girara su cuello con delicadeza. Sus pequeños ojos sumidos en una sombra oscura se fijarían sobre él.
Pensar en ella, ella sola, que como un árbol se mecía, se estremecía, con su viento. Él soplaba y soplaba y ella se removía, con su compás. Y de su copa no caían hojas sino sonrisas, y abría sus brazos para dejarse querer, para llenarse de melancolía.
Pensar en ella, ella sola, que como un suave día comenzaba con el amanecer rojizo, y que paulatinamente se teñía de un azul cielo, un azul que no parecía tener secretos, transparente, el cual albergaba algodones de diversas formas, alargadas y redondas, que parecían ser llamaradas o dragones.
Pensar en ella, en ella sola, que como un faro solitario esperaba con impaciencia la llegada de barcos que trajeran buenas noticias, iluminándolos, incluso en las noches más frías y guiando junto a sus camaradas las estrellas.
Pensar en ella, en ella sola, que como el jazmín se abría para oxidar con su perfume mil y una noches de verano, como en un sueño, como en oriente, oliendo a esas mil y una noches. Con delicados pétalos pero con una fragancia cautivadora que invitaba a cerrar los ojos para sumergirse en la lejanía.
Pensar en ella, en ella sola, que como la niebla se dispersaba y te envolvía.Así, así le abrazaba, arrastrándolo, conduciéndolo hacia el infinito.
Niebla, pensaba ahora.
Quién pudiera.

baby im a man


Ya ni me acordaba de esto.

Im thinking about those days

Acabo de recordar gracias a una canción. Me he trasportado al verano pasado, allá en esas noches bajo flexo. Insomnio, lo recuerdo perfectamente. Tirada en la cama, dando vueltas y pensando y pensando. Claro que por aquel entonces no tenía el cartelito en el techo, y sí desviaba la mirada hacia la ventana, donde la farola iluminaba ténuamente la fachada del edificio de enfrente. Y trataba de imaginar quién vivía dónde.A pesar de que pueda parecer un juego fácil no lo es, porque las cortinas suelen ser bastante modestas y las persianas la mayoría están bajadas por las vacaciones. Y aún así, intentaba concentrarme y averigüar quién estaba al otro lado del cristal, quién dormía plácidamente y quién tampoco dormía, quién veía la televisión a esas horas de la madrugada y quién permanecía con una luz tímida esperando la llegada del solicitado sueño. Así era y cuando no podía, ya me levantaba y me enfretaba a ello.
¿A ello?
A él.
Al insomnio, con la botella de agua semivacía sobre el escritorio, giraba el flexo para que no me deslumbrara y cogía un bolígrafo. A veces escribía, a veces garabateaba. La realidad es que fueron muchas noches, algunas inútiles, o al menos eso creía, y otras que merecía la pena haber disfrutado. En ocasiones vacío las carpetas y encuentro restos, escombros de noches largas e interminables, de momentos de lucidez, y de aburrimiento en estado puro. Y todo esto me lo ha recordado keane, y la canción con la que me encariñé. Lo bueno es que no me ha pasado aquello de , ¡por dios! si esta canción es malísima, ¡cómo podía gustarme!.
No, me gusta. Aunque parece que mucho diga y poco haga. Lo parece y así es.Bueno, dejemos que el tiempo pase y que paloma tenga su verano. No sé, no tengo prisa. No me apetece plantarme delante de algo para pretender hacer tal cosa porque es verano.
No sé, prefiero aburrirme de tanta "libertad", prefiero acabar haciendo "lo que me apetezca" de verdad en el momento.
Y la foto me gusta porque es del escritorio de blanca en barcelona, su taza de pececitos (menudo recuerdo de la infancia) y su tabaco.
Aquí estamos, sí señor, recordando.
as usually

I want it all


Claro, pensaba mientras me ponía a cocinar. Claro, asentía apagando la vitrocerámica. La plancha debía de enfriarse, así que me he quedado absorta mirando por la ventana. Por mucho que yo sea así, no puedo exigirle a los demás que sean igual. Partiendo del punto de que todos nos respetamos, centrándome más en las diversas formas de mostrar egoísmo, que hay muchas, me temo que demasiadas, soy de las que se criaron para que fuera poco dependiente. Aclarémoslo: me educaron de manera que yo estuviese ligada a los valores de la amistad y la familia (siempre prevaleciendo la familia, god knows) pero de algún modo mi madre hizo que me cerrara y que mi grupo de amigos se reduciera a unos pocos, poquísimos. Luego, con el paso del tiempo, hice más. Pero sí, soy muy desconfiada y no es una novedad, lo seguiré siendo siempre. Ya que lo soy en muchos de los aspectos de mi vida, con todas las personas, me cuesta confiar que la gente haga lo mismo que yo, cuando considero que yo estoy haciendo lo correcto, en general.

Así que si yo me comporto de tal manera, si yo le hago un favor a alguien no diciendo esto o haciendo aquello, tampoco puedo esperar que los demás estén dispuestos a hacerlo. Tengo grandes amistades en las que confío, eso desde luego. Pero también por cómo nos hemos desarrollado, yo comprendo que soy más flexible para ciertas cosas, y para otras no, y que aunque a veces no tenga ganas de entender por qué x me jodió, debería.
Pero sí, a todos se nos permite ser egoístas.
Sólo que todavía no he asumido los comportamientos de ciertas personas que me rodean, simplemente no se me ocurriría hacer ese tipo de cosas, porque ellos no lo ven mal, porque todo es muy relativo, y porque hay maneras y maneras de decir y hacer las cosas.
Todavía no lo he asumido y a veces me sorprendo con las situaciones que me encuentro.
Imposibles, vaya. Pero cada persona es, y actúa diferente. A ver cuándo empiezo a asumirlo de verdad, que ya va siendo hora.

y ahí va


con su melena morena larga,
camina con vaqueros ajustados.
Pero su cara sólo era pendientes.

She keeps waiting.
Su amigo le regaló la última página.
Los faros de los coches iluminaban sus rostros.
Decidió esconderse, pero aún así él vislumbró sus dos
enormes pendientes, y la encontró tímida, dibujando con la yema de sus dedos sus últimas, palabras.

Digital me


Se lo pensó dos veces, antes de empezar a escribirte.
Quiero volver a empezar, como siempre, siempre en el mismo ciclo, siempre invisible, siempre vacía, siempre transparente.
Me recojo el pelo y encuentro la manera de despistarme, de querer estar dentro de este mundo y a la vez de poder navegar entre recuerdos, y trato de desviar la conversación, de sonreirte y hacerte creer que estoy aquí, contigo.
Pero ¿sabes? por mucho que me quede embobada mirando a través de la ventana, no tengo tacto para encontrarte y una y otra vez tropiezo con la pared invisible. De verdad quiero querer estar aquí y vivir así. Una y otra vez, vuelvo a decir que necesito volver a empezar, cambios, cambios, que algo va mal.
Me quejo y aunque me canse a mí misma, me aborrezca, sé que por mucho que toque el cristal seguiré estando tras él.Y tú desde fuera me saludas, con una sonrisa.
Y te la devuelvo, congelada en mi presente.
Estática, no encuentro las palabras que significan quiero verte, y trato de estar. Pero ni aquí ni allá, ni en el mundo volátil y eternamente cambiante, ni aquí, ni contigo, ni sin ti. Ni hola ni adiós.
Ni creo ni supongo.
Estática.
Digital me.

Anduve

Hoy anduve.

De repente, me sumergía en el asfalto y me dejaba llevar por un impulso invisible, avanzando, cayendo.Sonó un agudo pitidito y vi un pajarito estrellándose contra una puerta. Me acerqué, curiosa.Sobre el árbol del patio de la casa, la mamá lo llamaba, pero el pajarito no podía volar, sólo saltaba, de un lado a otro, piando desesperado. Yo contemplaba la escena con los brazos cruzados, pensativa. Pero cuanto más arremetía el pájaro una y otra vez contra la puerta, más me entristecía yo.


¿ Lo cogía? Ya casi me imaginaba el tacto de sus plumas removiendose entre mis dedos.¿ Y qué haría? ¿Subirlo hasta allá arriba? ¿dejarlo sobre la puerta? ¿Y si se caía y se hacía todavía más daño? ¿Debía dejar que la naturaleza siguiera su curso?
Me sentía totalmente impotente. Triste porque no podía hacer nada por solucionarlo, y porque dolía ver cómo el pajarito llamaba desesperadamente a su madre.
De repente, en uno de esos saltitos inocentes, se metió debajo del coche. Intrigada, me agaché y lo observé piando y piando, brincando en la oscuridad y chocando contra la parte baja del automóvil.
Deseé meter la mano y sacarlo, quedarme aliviada dejándolo cerca de su madre y pensando que así había hecho lo correcto.Pero no lo hice, porque era imposible. La sensación de alivio quedaba totalmente fuera de mi alcance, así que me fui, di media vuelta pensando.
Volví, claro.
No lo vi, así que cuando me dirigía para mi casa de nuevo, me lo encontré en la acera, todavía luchando por conseguir juntarse con su madre. Juro que me dieron ganas de llorar.

Pura impotencia, supongo.

El placer de las naranjas.

Hablo en serio.

Era una especie de proyecto, quería hacerme una foto, más bien un vídeo tenía pensado.Aunque antes de esto, debería hacer una reflexión o simplemente recordarme por qué me gusta tanto y por qué quiero guardarlo.

Lo habitual es comenzar a pelar una naranja con el cuchillo en círculos, intentando hacer las tiras lo más largas posibles para facilitar la tarea. Luego, se parte la naranja en trozos y se come, quizá sólo por la mitad, o en pequeñas porciones, pero al fin y al cabo, la partes y te la comes.
Sin embargo, a veces me cuesta pelarla, voy a trompicones o incluso el filo del cuchillo roza mis dedos,no me corto pero casi.
Lo bueno es, que una vez conseguido, a Paloma le encanta comerse lo blanco y que algunos califican como insípido, que se queda entre la piel y la propia naranja. Lo hago por separado, primero lo blanco con tonos anaranjados y luego ya la naranja en sí.

Pero, una vez acabado el proceso de "limpieza" por así decirlo, Paloma muerde la naranja como una manzana, bueno, no exactamente. Me gusta incrustar mis palas en la naranja, atravesarla con los dientes y una vez hecho, absorber el jugo. No es un proceso muy vampiril, ni nada por el estilo, es la mejor forma de comerse una naranja. Si cierras los ojos puedes sentir el sabor ácido que se va colando en tu boca. Es perfecto. Además, puedo tardar una hora en terminármela porque me instalo en ese momento, en el gusto por la naranja, su sabor y su color.
Confieso que no siempre me la he comido así, ni mucho menos.
La primera vez fue en la cocina, haciendo compañía a mi madre mientras estudiaba. El flexo iluminaba parcialmente la mesa y yo me refugiaba un poco en la oscuridad con mi nuevo descubrimiento.

Puede parecer una tontería, puede parecer una simple forma más de tomarse una naranja. Claro que lo es. Pero en el fondo, me encanta. Y eso, lo convierte en un placer, el placer de las naranjas.

retro-visión

Quizá sólo buscaba el tacto de una flor.

O quizá no. Lo que sí es seguro es que no lo encontró. Pasaron los días, las noches y los azules.Se soprendió, de repente. No recordaba haber vivido aquello antes. ¿Antes? preguntó él. Ella bajó la mirada, azorada. Sí sabía contestar, sí tenía las palabras en el paladar pero dejó que su veneno permaneciera en su piel. No lo entendería, o mejor dicho, no querría entenderlo. Pestañeó y volvió a encontrarse con su mirada gris. Él creyó entenderla y dio un vuelco a la conversación. Sin duda, ella fue capaz de fluir a través de sus preguntas y volvió a mostrarse cariñosa, simpática, agradable.
Y receptiva, eso siempre. Aprovechó un silencio para sonreír y darse por satisfecha, al segundo, se reencontró con él.
Y continuó tras la máscara. Envenenada. Él no querría saberlo, él no querría conocerla. Ni siquiera saber qué pensaba. Como siempre, se idignó ella.

***

Te sustituirán.

Mitos


Lo veía venir,
y
no hice nada para cambiarlo.

Hoy


Cascadas.
Se oye de fondo el sonido de la espuma erosionando las rocas. Una y otra vez.
Cascadas.

Si respiro profundamente ahí están. Como serpientes invisibles acuden a mí y se enroscan entre mis dedos. No las puedes ver, pero yo siento sus escamas rozándome la piel, escalofríos, se deslizan suavemente y se me enredan en el pelo.Los siseos me envuelven.

Cascadas.
Imagino en mi mente flores. Verde en el paladar y encuentro una hoja sobre mi lengua, así se me contagia. Estoy lejos de aquí. Y mastico, una y otra vez, y trago.
Cascadas a lo lejos y naturaleza en mi garganta.
Vuelven a reptar y se enroscan en el aire, buscándome, dibujando sobre el azul círculos que nunca parecen acabar.

Cascadas.

De nuevo, espuma.
Cae sobre mí, y moja mi pelo y desciende hasta mis pies.

Erosióname.

Myma


¿destino?

¿ De qué demonios me estás hablando?
Yo creía que era mentira, no sé, que nadie se tragaba ese tipo de cuentos.
En algún momento de nuestras vidas encontramos un matrix. A mí me llegó entre los 13 y 14 años, cuando empecé a olisquear y a darme cuenta de varias cosas. Una de las opciones que se barajan, y que se ha comercializado a una velocidad de vértigo, ha sido la creencia en el destino. ¿Qué es la realidad? ¿Por qué las cosas son así? ¿Así cómo?
Sí, el momento en el que te das cuenta de que no hay buenos ni malos en sí, sino unos que hacen y otros que deshacen, o simplemente se enfrentan, sin saberlo. Cuando ya no piensas que los animalitos hablan ni que Barbie necesitará un vestido rosa con esos tacones blancosy te dices, espera, ¿ los musulmanes no son todos malos? ¡¿ Que las hamburguesas de Mcdonals están hechas con mierda?!
Como en todo nuevo descubrimiento, pasa por una fase de descomposición. Histeria, negación y aceptación al fin. Aquí es cuando llega matrix y apagas el vídeo (obviamente, por aquel entonces) pensando ¿pero qué...?
De todos modos, van pasando los años y crees que sigues con esa fascinanción, esa inquietud que te conmovía y hacía que sintieras un cosquilleo , ¿ qué es la realidad? ¿en qué se convirtió mi realidad?
Llegaron los sims, y las dudas volvieron. ¿ Quién es Dios? ¿Qué hago yo aquí? ¿ Debo hacer esto, vivo para hacer esto?
Queda un resquicio de todo ese "complot", esa sensación de sentirme observada y ya no permanentemente, pero sí tan de vez en cuando me asaltan de nuevo las dudas.
¿ Quién me dice a mí que yo no salgo en una pantalla?
Destino.
¿De qué me hablas?
Ya no sé qué creer.
Como los demás , supongo.
Todo ocurre.

Góng-o


Dicho y hecho.
El tiempo no mejora y tuerzo el gesto cada vez que compruebo que el paraguas está agujereado. Pero por mucho que lo mire, y por mucho que me queje, soy incapaz de arreglarlo.
Decidí comprarme otro.
No obstante, todavía no lo había hecho.

Es algo normal, salgo a la calle y espero y deseo encontrarme con una luz que me deslumbre, el sol que da vida. Sé que es así, que a veces está y que otras se oculta.
Lo sé yo, como lo saben todos.
Pero en cuanto vuelve, la lluvia, la tormenta y trae tiempos malos consigo, no puedo prescindir de algo con lo que cubrirme y me llega, me arrastra, me caigo.Espero, aunque nunca me gustó hacerlo, tuerzo el gesto y viene el sol.
Vuelvo a sonreír, hasta que comienza a caer agua del cielo.
Mierda, el paraguas.
Mierda, el paraguas.
Mierda, el paraguas.
De qué me sirve tenerlo si no me es útil.
De qué me sirven los días despejados si no los disfruto enteramente porque ando preocupada por el movimiento de las nubes,
y de qué me sirve continuar esperando si no me gusta y puedo cambiarlo.
siempre hago lo mismo.
y el paraguas sigue roto.
ni dicho ni hecho.
no pienso mentir.
todavía se cuela agua por el agujero.

S & S


Eso pasó al final.

Olvidó que debía estar ahí, contigo y se equivocó. Dejó que el tiempo se deslizara y sólo le queda el silencio.

Estancada, llora porque siente odio por dentro.

Por mucho que intenta respirar, sus pulmones sólo se inundan de frío y ahoga sus suspiros entre lágrimas. Sube la cabeza y mira, pero no ve nada. De nuevo mar, se disuelve la realidad en el agua y no es capaz de moverse.

Busca calor y sus manos no le abrazan.

Ni siquiera sus pensamientos le acompañan.

Tiene miedo.

Se arropa en blanco y cuando se calma, duerme.




súplicas (de nuevo)

Hoy no tengo ganas de saltar.







Afuera llueve y dan ganas de cerrar los párpados con suavidad y escuchar la música.Suena la chica que siempre hace gorgoritos, pero su voz me relaja.No lo veo, pero visualizo en mi mente la lluvia caer sobre los coches, ya lo recuerdo, es verdad, está lloviendo.

Acurrucarme en el sofá, con los pies calentitos en los calcetines de invierno, enroscada en la manta de colores. Hundiendo el rostro entre los cojines, para relajarme entre su suavidad, respirar hondo sin encontrar el olor a hierba fresca, aunque en mi mente de nuevo, llueve.

Recuerdo el coche azul enfrente de tu casa y las gotas cayendo con suavidad, resbalando por el cristal, en los charcos, creando ondas diminutas que rompen la tranquilidad. El asfalto se cubre de un grisáceo oscuro, la calzada parece entristecerse.
Pero sólo es lluvia, pienso.
Es un ciclo.

Lluvia.

Nubes.

Sol.

No con la oscuridad viene siempre la tristeza, porque sé con certeza que el sol volverá y las sombras se desvanecerán de la calle, dejando colores claros y suaves. Sí, ver las gotitas rozando las hojas de un verde vivo es precioso.
Dentro de poco saldrá el sol.
Pero disfruto de la lluvia, como lo haré de los días nublados, como lo haré cuando salga de nuevo el sol.
Llueve, y yo me hundo cada vez más entre los cojines del sofá.

Inquietud olvidadiza.

Simplemente se te olvida.

Puf! sería aquí cuando el mago se desmaterializase y su figura se perdiese entre el humo blanco.

Pero,en ese caso, todos esperarían expectantes a que volviera, emergiera de la nada y con suave toque de varita, un ramo de chispas doradas anunciaran su regreso a la tierra o , más bien, su regreso al mundo de los humanos.

Puf! Se oye como un leve resoplido, se oculta y, en ocasiones, no vuelve a mi mente, sino que sólo asoma la cabeza por detrás del telón.

Lo que veo yo, a través de mis ojos, cuando bajo mi cabeza, son mis manos y pies. Mi cuerpo, pero siempre con una visión desde las alturas de mi cabeza. Simplemente, se te olvida, que aquello que miras y observas lo haces gracias a tus ojos. Y cuando te detienes un momento te das cuenta de que los demás se ven así mismos como tú te ves, que por mucho que te esfuerces, nunca podrás visualizarte entera. No, no te fías del espejo tampoco.

Ahí es cuando entrecierras los ojos y miras a tu alredor pensando, ¿cómo seré?¿de verdad la gente se ve desde el plano en el que yo me veo?Resulta inquietante, ésa es la palabra acertada.Aunque esa pequeña emoción que despierta en ti, reactiva de nuevo los engranajes de tu mente y sonríes, pero solo un poco.Fascinante. Eso también.

Fascinante cuando concibes que a lo mejor la gente también se cuestiona cómo es, al igual que tú. Descubres que no eres tan diferente, aunque bueno, siempre barajas que quizá haya gente que todavía no se haya percatado de ello. Con ello me refiero a tu propia visión desde las alturas. Aunque también, ladeas la cabeza, puede ser que no tenga mucha importancia. La gente lo sabe, pero no se da cuenta.

No obstante, ese temblor de la novedad recién descubierta que parece que me abra un mundo nuevo ante mí , se desvanece al cabo de muy poco tiempo. Me distraigo y lo olvido.

Y al cabo de los meses, de muchos meses, me asalta de nuevo la misma inquietud.Después un ¡puf! y vuelta a empezar. Por eso declararé ésta mi inquietud olvidadiza, que siempre vuelve a sorprenderme.

Como ha pasado esta misma mañana y como volverá a pasar dentro de un tiempo, seguro.

Call


Le conté a alguien un secreto y no recuerdo a quién.
En realidad, no es un secreto como dios manda o mandó, sino simplemente una ligera confesión, un pensamiento tímido que tuve hace tiempo y renació de nuevo. Y , en ese momento, cuando volví a tenerlo merodeando por la cabeza, no me mordí la lengua y lo liberé.
Por un lado, supongo que esa persona no era desconocida porque no suelo pensar cosas en voz alta. Y menos ese tipo de cosas, mini dosis de reflexiones que vuelan dentro de mi cabeza creando torbellinos y más torbellinos de palabras inconexas. Así es como empleo dos minutos en recomponerme de nuevo. mmm paaaloma, estás?
sí, estoy.
estoy rehaciéndome, sacando la basura, viendo qué pensar y qué no pensar.
estoy , intermitentemente.
A veces incluso creo que debería ser más precavida y guardarme ciertas cosas. Ya sabes, tener detalles con una misma, saber sólo cosas tuyas. Pero entonces no me abro.
Aún así, me considero bastante reservada en cuanto a eso. En cuanto a lo que pienso sobre las cosas, en general.Cuando me pongo profunda, es mejor que me calle.

GRACIAS, PERO SE ME DA MEJOR REZAR DE PIE.