Ensayo sobre mi ceguera

Paloma se frota las manos.Y es que no es para menos, se prepara para disparar. Atentos, preparados, listos, ya.
Te propongo un juego muy sencillo. Para que veas que soy generosa, me salto la parte de "coge un lápiz y un papel y apunta..." porque sé que no lo vas a hacer. Piensa, pues (aquí no se trata de hacer trampa o no porque no te podrías mentir a ti mismo, por esa misma razón lo de anotarlo es totalmente prescindible) cuál es el filósofo que más te gusta.Si quieres cambiarlo, me sirve con un, ¿si fueras un filósofo, cuál crees que serías?¿Con cuál te sientes más identificado?Parecen preguntas distintas, pero desembocan en el mismo océano. ¿Lo tienes? Empecemos, pues.


Tomaré como punto de partida una reflexión bastante interesante, ¿quién dictamina quién es y quién no es filósofo?¿Quién te acredita para que puedas colocar en el apartado de intereses varios de tu currículum aquello de "reflexionar vagamente" (eso si eres algo más modesto y bohemio) o "filosofar" (si odias lo artificioso y prefieres lanzar la bomba)? A mí, personalmente, me ha pasado aquello de intentar buscar un nombre de alguien que yo suponía que era un filósofo "acreditado", buscarlo en la wiki y encontrarme con que es economista, sociólogo y músico en sus ratos tristes y libres, pero de filósofo ni el aroma.¿Entonces me he inventado yo que X era filósofo, un gran pensador?Juraría que no. Qué relativo es el mundo que nos rodea y con qué facilidad dejamos caer las palabras.
Bueno, después de dejar esta reflexión aquí impresa, vamos a comprobar cuál ha sido tu resultado. Vale, espera, no me lo digas aún. Hay un 90 % de probabilidades de que tu respuesta se encuentre enmarcada entre: Rousseau, Nietzsche, Platón y Sócrates. Si eres un poquito más original puedes haber dicho Descartes, pero algo me dice que no es lo has escrito en nuestro papel imaginario.Quitando el 10 por ciento que supone el margen de error de mi curioso "ajajá-te-pillé", he mencionado a los autores más famosos o que más se conoce como filósofos "acreditados". Personalmente, antes de empezar a destripar todo este disparate, diré que yo no soy una experta en la materia, ni mucho menos, y que por eso mismo me permito analizar mi propia respuesta y elaborar una conclusión, cruel conmigo misma, pero sigue siendo válida.Yo me pregunto, ¿qué demonios tendrá Nietzsche que a todos nos atrae?Supongo que la respuesta, en muchos casos, será un simplón "su filosofía", a lo que yo asiento, poco sorprendida.Pecarás de obvio, pero como todo el mundo hacemos, tranquilo. Voy mucho más allá de todo el análisis confeccionado por nuestro amigo bigotudo que no me dispongo a plasmar, (más que nada porque cojearé y se me verá la pluma, vaya) para destentrañar qué conlleva ese F. Nietzsche que a todos nos hace sentir un escalofrío. Será por su contexto, he pensado hoy, por su fama de romper con aquello que se consolidó en nuestra amada Europa (aquí es donde unos dirían "reveló cuál era la verdadera situación de nuestro continente", pero yo no pienso hacerlo)durante tanto tiempo, el dichoso hombre moderno, apolíneo, que se refugia en metáforas y conceptos abstractos para evadirse de la realidad.Ahora que lees esto, le ves el atractivo, como lo veo yo y como, muy probablemente, lo hará mi vecino también.Recuerdo como si fuera ayer a mi profesor de Filosofía de 2º de bachillerato haciendo la introducción de este autor, después de haber pasado un Rousseau que resultaba un tanto empalagoso y difícil de digerir. Sonrió y se frotó las manos (de ahí mi principio) refiriéndose a él como "un veneno, es una enfermedad" y de la controversia que ha generado en el claustro de los profesores de filosofía sobre si se ha de estudiar o no (mencionó cómo se hizo la votación para elegir qué filósofos son los más adecuados para estudiar durante el curso y para los que después tendrás que examinarte en el adorable selectivo). Sin embargo, él se había decidido a dar el autor aunque muchos colegios preferían Marx, o al menos, eso afirmaba, con una mano sobre su manual. Luego se perdía un poco en el vacío, recuperándose de la exaltación, y volvía a sumergirse en su tono taciturno y monótono, como si estuviera medio adormilado, mientras interrumpía, tan de vez en cuando para aclarar algunas dudas sobre el texto. O simplemente para mencionar cómo había muerto de sífilis ("era un putero"). Pasabas el libro con rapidez (como leía Sabrina, jamás se me olvidará ese detalle) y tu mirada se posaba sobre "superhombre", "nihilismo","ejército de metáforas","verdad","inmanencia","columbario", "bellum omnium contra omnes"... Y así, así te perdías entre palabras que por aquel entonces se te antojaban nuevas pero un tanto pomposas (ahora me dirás que la primera vez que leíste superhombre no te reíste, ya, claro). Yo al menos cuento con este factor que aumentó mi curiosidad de manera exagerada, ¿ a qué venía esta presentación?¿aquellas palabras de "sólo podéis amarlo u odiarlo"?¿Qué había descubierto este hombre, después de que un pirado hablase del mundo de las sombras, otro sobre las tautologías, las impresiones y las ideas, para acabar durmiendo entre la inmediatez, los sentimientos del corazón y el maldito vicario saboyano?¿Qué iba a ser esta vez?
Daré un salto porque creo que se me ha ido un poco de las manos, no quería hablar sobre lo que dice el bigotudo y ahora estoy aquí.Pero bueno, qué diantres, me sirve para reafirmarme. De este modo, cuando la contestación es Nietzsche, la otra persona sonríe, y mucho.Es como si fuera la llave que abre la puerta del mundo interior, y he encontrado, sí, lo he hecho, su equivalente (iba a decir homólogo, pero no me sirve, no maltratemos a las palabras, no hoy, al menos) en el mundo del cine. Adivina quién. Sí, eso es, Stanley Kubrick.


Abriré, no sin cerrar los ojos, la herida que a todos nos tiene conteniendo el aliento. ¿Por qué somos mejores si colocamos una película de Kubrick entre nuestros filmes favoritos?¿Por qué si decimos Nietzsche parece que estemos dándole la contraseña al cómplice y sea el paso definitivo para conquistarlo?Me incluyo. A todos nos gustaría colarnos en esa secta que la conforman las personas que ahora tendrían unos 20 picos, toca la generación del club de la lucha, Tarantino, Kubrick, Schopenhauer, Hesse,Extremoduro, Olvídate de mí, American Beauty y otros proverbios chinos.¿A que más de uno de los mencionados te gusta?Párate a pensar en la connotación que llevan cada uno de ellos y date cuenta de cómo si una persona se te acerca en una discoteca y te suelta algo así como "Dios, (en bajito: mi cubata) ha muerto" te excitas en cuestión de segundos. Tú y yo lo sabemos y la humanidad entera, siento decírtelo, también lo hace. Tu alma buscaría entrelazarse con la suya y fundirse en un mundo intemporal de libros roídos y críticas a esta sociedad de mierda.Y en ese preciso instante, salgo yo dando botes por detrás, sosteniendo un cartel que reza " ¿POR QUÉ?".
Aún después de decirte todo esto y de pedirte que no te estanques en los adornos y toda la pafernalia, la polémica y demás historias para no dormir que rodean a los títulos y personas ya mencionados, sé que no lo harás, porque es inevitable.Pero yo he dejado la puerta abierta, y tan de vez en cuando, oigo cómo por el resquicio se asoma un nuevo autor, una nueva crítica, una nueva reinterpretación. Adelante, le digo. Otras le espeto un "lárgate".Nadie es perfecto, y yo no iba a ser menos. Aunque supongo que todo lo que ya he dicho antes lo sabías, lo habías reflexionado en algún momento de tu alocada vida y ahora te encogerás de hombros, esperando a que me calle de una maldita vez, consideraba que era curioso parar a pensar, antes de tener siempre a Nietzsche en la punta de la lengua. Parece que esté ya metido en el cañón para salir al menor estímulo, y un día lo escupirás con tan poca naturalidad que causarás, cuanto menos, estupor. ¿Parecerás soberbio? Quién sabe. Es tan fácil pecar.Es tan fácil impresionar a algunas personas con humo, y tan cómodo hablar para acabar escupiendo chatarra.
Pobre Fry, hoy le he visto menos encanto que de costumbre. Aunque estáte tranquilo, que la próxima vez que me lo mencionen volveré a fundirme, como de costumbre.

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