Como el día y la noche


Hoy me he despertado envuelta en telerañas de los sueños de anoche. Y es que he ido al baño, me he mirado en el espejo y he intentado hacer un recopilatorio de anoche. Me acordaba de casi todo, pero había lagunas, cosas sin sentido, momentos que se dilataban hasta rozar lo absurdo.No te puedes ni imaginar la rabia que me da tener sueños tan comunes, no aquellos de "un lagarto gigante nos ha casado a Ben y a mí", sino una conversación o una visita inesperada.Me lavo la cara,me quito los restos del maquillaje y sonrío. Resaca bajo cero, no bebí ni de lejos para ir dando eses. Suena en la radio "Oh, oh" y me río, bailoteo como un ganso, "Oh, oh" y es uno de esos momentos en los que te apetece ponerte una toalla en la cabeza, coger un peine y restregarte por el marco de la puerta, en resumidas cuentas,entregarte a tu público devoto que espera tras el cristal. Después de pasarme media hora riendo como si fuera "to ciega, tía, estás lokixima", me he decidido a meterme en la ducha. Y mientras, como casi siempre, pensaba.
Porque anoche cuando llegué a mi deseada cama y me zambullí en mi nórdico, fabriqué rápidamente una ilusión en la que adentrarme para poder entregarme al ejercicio del sueño sin emparanoiarme. Es básicamente lo que hago todas las noches, al meterme en la cama, dibujo una escena curiosa, imagino qué pasaría si tuviera coche, qué haré cuando conduzca, qué habría pasado si te hubiera dicho que no, qué haré estas fallas. Desde las cosas más triviales a las más trascendentales como puede ser "si mañana me quedo a comer en la uni, de qué me pediré el bocadillo". Y ayer me di cuenta de lo mucho que me gusta ese momento creativo que tengo todas las noches, donde voy encajando las piezas de un puzzle imaginario, me invento intervenciones imposibles, situaciones ilógicas. Hoy, en la ducha concluí que es una buena manera para subir la autoestima, es algo así como la creación no de una realidad paralela en la que sumergirte cuando caminas, sino objetivos, despliegas un poco la imaginación y curioseas, indagas en las oportunidades que rechazaste y en las que aceptaste, cambias la historia y, de repente, ya es por la mañana.Esa misma noche se repite el proceso, y la siguiente, y la de más allá.
Pero también concluí que lo que puede ser una actividad que puede estimularme, darme fuerzas y generar algo de optimismo barato, también puede confundirme. Y es que a veces no sé qué soñé y qué no, y otras prefiero instalarme en esas ilusiones efímeras y no despertar de nuevo para volver a integrarme en lo que es real.
Como todo en esta vida , me repetí, tiene su parte buena y su parte mala.Aún así, casi que prefiero seguir con mis ensoñaciones, mis tonterías que se difuminan en cuanto mi padre aparece para traer malas noticias: Cariño, levántate.

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