Eterna parálisis


Salgo al patio y alzo la cabeza, para dejar que los rayos de sol bañen mis párpados cerrados.Respiro y de lejos oigo la suave brisa, las hojas meciéndose con el compás de un viento que más bien parece haberse escapado de la caja del estío y también, a los coches pasar y a la gente caminar. Ahí es cuando trago saliva y me digo a mí misma que no tardaré en derretirme, al menos, en la sensación, porque preferiría permanecer muda aunque tan solo fuera unos minutos más, con una sonrisa medio esbozada, conteniendo el aliento.

Y pienso que ya no me queda matería onírica para evadirme, que un día me dormiré y mi subconsciente no tendrá lugar donde desembocar. Qué será de mí, le pregunto al sol. Pero no encuentro respuesta que camufle mi interrogante, y no me sorprendo.Todo fluye y ni siquiera yo soy una constante.

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