Memorándum

Cuesta creer que bajo esta piel se esconde todo una auténtica red de nervios, entrelazados, dispuestos a accionar tus sentidos, músculos, que se doblan y flexionan, siguiendo las intrucciones emitidas por el cerebro y los impulsos.Órganos, que están en continuo movimiento, venas, que conectan con cada parte de tu cuerpo, la sangre, fluyendo a través de ellas. Los huesos, que sujetan la estructura, te mantiene firme, ferro, férrea.
Cuesta creer que en tu pecho late un corazón, que lejos de perfilar una silueta del póker, bombardea. Explota.Estalla e impulsa, recibe y regenera. Manda la sangre que fluirá que se dejará caer hasta llegar a los dedos de mis pies, que tendrá que subir para poder regar mi cerebro.
Cuesta creer que soy mucho más que una piel, unos ojos, una boca, unas mejillas, unas orejas.
Soy mucho más que un cerebro y sus conexiones.
Soy más que un cuerpo ejecutando ciertas acciones.
Mi mente está directamente conectada con mis cáscara.
Que puedo sentir y traducir los estímulos para que provoquen simultáneamente acciones ya programadas, o espontáneas, o mecánicas.Todo se basa en conexiones, fallos del sistema, coordinación, ejecución, planteación,reflexión,respiración.
De qué me sorprendo cuando veo la tecnología tan avanzada y en mi mente sólo se dibuja blanco al intentar alcanzar a imaginar una configuración tan aparatosa. Por qué estoy tan acostumbrada a dar por hecho que todo funciona.
Somos física y psicológicamente fascinantes.
Y los robots, cyborgs, máquinas, tecnologías, no son más que copias baratas, vagos esbozos de relaciones complejas, chatarra bien conectada.Todo irá bien, hasta que lamentemos la pérdida de verdad de uno de estos seres artificales, con verdadero pesar.Cuando comparemos el valor de una pila con un ser humano, cuando asimilemos la tecnología y acabe poseyéndonos.
A decir verdad, nunca dejaremos de ser esclavos.

No hay comentarios: