ánade.


y mira que anoche lo intenté, pero todo fue en vano. Sobre mi libreta sólo escribí garabatos de un viejo pescador amante del mar, será que comenzar otro clásico de hemingway me hizo evocar a su viejo y el mar, que a pesar de no acabármelo, recuerdo que aquello que leí me gustó y no sé por qué lo abandoné.

Sí, anoche tenía en mi cabeza la historia de un muchacho que aprende de su abuelo, quizás del viejo huraño, sí, aquel que discute en la tasca después de un día de pesca tranquilio, aquel a quién la vida ya no tiene nada que enseñar y a quién la palabra sopresa le sabe a cuentos de hadas.

¿Por qué esa fijación? y me miré las manos. Quería que me enseñaran, quería ser la pupila de un maestro de la vida, alguien que de vez en cuando me dirigiera alguna advertencia, me enseñara a recapacitar y me desmantelara algún secreto de esta vida que todavía me queda por abrazar. A pesar de todo, conseguí hacer una clásica descripción de mi viejo maestro e incluso sonrío recordándole, porque ya tengo su rostro grabado en mi mente, que tan de vez en cuando emerge de nuevo y me llama. Será una de esas pocas fantasías que perdurarán, estoy segura.

Mi propio viejo y su mar no se dejará olvidar.

2 comentarios:

unre dijo...

si hablas como los maños, pero al verrés, te falta una d final.

gracias!

Anónimo dijo...

m... la imagen del título de la página es harto emo.



AHAHAHAHA MIRAAAAAD UN EMOOOOO!! VAMOS A INDUCIRLE EL SUICIDIOOO!!!! MUAHAHAHA