Al otro lado del espejo

Leí ayer la noticia de la colisión de trenes en Bélgica y en un despiece te contaban datos relacionados, como el accidente que hubo en el metro de Valencia hace un año o dos, donde murieron 41 personas, si recuerdo bien.

¡41 personas! No me sonaba que fueran tantas. Pasé página.

Hoy en el metro, me ha vuelto a la mente y he sentido un escalofrío. No por el hecho de que iba en él, sino porque para mí 41 no es más que un número. Me he girado y he escaneado la zona, posando mi mirada por todos los rostros de a mi alrededor, forzándome a pensar que, detrás del 41 se esconden 41 rostros como los que estaba viendo. Es cruel, pero es normal. Todo el mundo lo hace.No obstante, me lo he replanteado, y si he caído en la cuenta de cuál es la gravedad de la situación.¿Cómo la muerte puede estar escondida bajo unos actos tan cotidianos? Acostumbrada a leerlo en páginas de sucesos, vuelos, asesinatos de esposos celosos...Pero yo estaba en el metro y podía morirme. Cuando saliera al andén, también. Incluso al haber dejado atrás la boca y haberme internado entre la gente de la calle. El peligro constante estaba ahí, no en el aire, sino pegado a mi piel y por mucho que tratase de correr, o de no pensar, lo veía, como un aura. Levantaba la cabeza, preocupada, y vislumbraba cómo toda la gente que me rodeaba estaba también sometida a la maldición. Tuve miedo. Me sentí frágil e impotente, porque al igual que para mí 41 es un número, y el hecho de que lo sea lo veo de lo más normal, a pesar de que no lo considere justo, cuando yo perezca...cuando yo perezca también seré un número. Lo cual es totalmente comprensible y a la vez alarmante.
Como decía Vincent, qué más te da el hombre muerto que hay en el maletero cuando no te preocupaste en su momento en los asesinados brutalmente en Ruanda. O en Afganistán, o los condenados a muerte en China por motivos totalmente triviales.
Estamos todos conectados y a la vez, totalmente desconectados. Tan juntos y a la vez tan separados.Tan gente como individua. Soy tan persona como número.

1 comentario:

gloria dijo...

Da mucho más miedo pensarlo justo donde fue el accidente, yo he ido en el metro las suficientes pocas veces entre Pl. España y Jesús para acordarme cada vez.
Casualidades de la vida, esta semana voy a Madrid en tren y he estado pensando también en lo de Atocha. Lo más triste es que todo lo que se puede hacer es rezar para que ese no sea el tren, para no ser un número entre tantos.