Yo me enamoraría de Ace Ventura


¿Y quién no? Es el niño perfecto. Tiene un coche destrozado, siente una pasión desbordante por los animales, su trabajo en sí es absurdo pero le encanta, se dejó los modales olvidados. Me río mucho, viendo la película. El caso es que la echaron el otro día y si tuviera que elegir a un payaso, me quedaría con él y sus caras obtusas. Porque de repente se marca uno de esos giros rápidos y en vez de poner una cara común, asentir, fruncir el ceño, sonreír, se limita a gesticular de manera aparatosa, a convulsionarse o a hacer muecas imposibles. Me recuerda a mi infancia y en mi cabeza reproduzco el famoso "Ace Ventura, detective de mascotasss", con chulería. Sin olvidarse de su tupé antigravitatorio ni de sus andares propios del western. Lo adoro. A él y a sus camisas chillonas hawaianas que se pone en cualquier evento social. Porque es así de absurdo y de intransigente, porque tiene accidentes de coche, lo destroza, acaba con los pantalones rotos y sigue poniendo caras irreverentes.
A mí también me gustaría ir al centro en chándal, con el pelo enmarañado, la cara demacrada y una sonrisa en los labios. Adoraría que lo que digan los demás no me afectara, y tan de vez en cuando darme el capricho de hacer lo que me apeteceria en ese momento. No tener esas limitaciones sociales que hacen que se nos dispare el maldito sentido común, común porque somos como robots programados.
Pensé que más allá de un payaso tonto de mi infancia, sentí nostalgia por el tiempo perdido, por las tonterías que solía hacer y de las que apenas veía consecuencias. Me hago mayor y esas camisas de chirrían, miro de soslayo a aquellos que arman un escándalo en el autobús y me quedo sentada en el banco, esperando.Envejezco mentalmente a una velocidad vertiginosa, olvidándome del placer de la infancia.
Al menos tengo a Ace Ventura que vino a recordarme que nunca es tarde para ser una completa estúpida.

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