Bandera negra

Tú no eres apolítica o agnóstica, tú lo que eres es subnormal.

Estoy bastante cansada de las medias tintas, del sí pero no, del hoy quiero y del mañana querré pero no podré y de otras tonterías. Yo también soy indecisa y pienso en las consecuencias, y sopeso los pros y contras, sólo que no tengo la pizarrita molona de House para demostrarle al mundo que de vez en cuando destripo teorías universales. No, como mucho, con un seis y un cuatro haría la cara de tu retrato.

No hace falta sentarse en una mesa alargada donde bajo tu busto y tus manos entrelazadas haya un cartelito amarillo que indique tu nombre. Ni llevar gafas, ni coleccionar libros antiguos, ni admirar el arte del cinquecento. Ni llevar una pluma en el bolsillo de la americana, un pañuelo con tus iniciales o el fondo de pantalla de tu viaje a Nueva Delhi. Estoy hasta las narices de repetir que no hace falta llevar gafas de nerd, ni ser rematadamente feo, ni ser tremendamente guapo, para tener alguna que otra inquietud. O al menos, para fabricártela.
Es que parece que el exuberante mundo de los pensamientos sólo esté reservado para los más capacitados, aquellos con el cráneo kilométrico o con el ego elefantiásico. Y son, en ocasiones, aquellos que más dicen pensar, que más debaten o meten cizaña, los que menos activan su aparato moldea-y-jerarquiza-tus-ideas, son los que tienen un poster de Reservoir Dogs (ejem), los que leen Hesse en el metro (ejem), o los que fardan por considerar que las pinturas negras de Goya son una delicia a los que se les ha otorgado el legado de la filosofía actual. Hermanos, caminad con aires de superioridad, pues a vosotros se os ha concedido el don de la reflexión y sólo seréis los miembros de vuestra estirpe los capaces, los hábiles, los que verán más allá del reflejo de su figura en el espejo y no le preguntarán, ambiciosos, por la belleza universal, sino por la verdad absoluta. Sólo aquellos que descansan en un parque, al solecito de un banco, con las piernas cruzadas y viendo a la gente pasar serán los elegidos.
Bueno, creo que el mensaje está claro, paso de recrearme más. Y es que todo el mundo puede tener ideas, unos más complejos que otras, también porque unos se preocupan en estimular su creatividad e imaginación, otros aseguran hacerlo, y ya ves a la rubia de pelo erizado delirar mientras espera al autobús. Si es que hay días en los que nos dan arrebatos de lucidez y no somos capaces de valorarlo. Eh, PENSAMOS. Eh, REFLEXIONAMOS.
Y no te creas que lo que diga yo sea cierto, sólo porque entrelazo mis dedos, ni aquel sabiondo que asegura haberse leído la obra entera de George Orwell, ni el palurdo ese de gafas que te mira con aires de condescendencia. Abajo los burgueses de pensamiento.
No pasa nada si pecas de ser un soberbio imbécil, al menos, te atreves a interesarte y no te quedas de brazos cruzados. Escucha, aprende y medita. Poco a poco se irá abriendo ante ti un mundo totalmente nuevo de ambigüedades que te traerá más de un quebradero de cabeza. Y ahí que me quedo yo, placer absoluto. Pero por dios y por la virgen, no te encojas de hombros, no pases del asunto ni asegures que te importa una mierda, al menos, en realidad. Yo también digo que no me interesa algo y voy corriendo a ver de qué estaban hablando porque me sentía estúpida sin poder opinar. No está de más descubrir que eres una completa imbécil, pero al menos, no te quedes estancado en la conformidad. Evoluciona, agnóstico de mierda.

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